E L M E N O S G U A P O, P E R O E L M E J O R C U A T R O O J O S D E L A H I S T O R I
- Sofía Pradel
- 19 nov 2016
- 2 Min. de lectura

Aunque a simple vista no parece alguien a quien empotrar contra una pared, Bertolt Brecht, dramaturgo y poeta alemán, tuvo todos los otros encantos que le cabían a un ser humano (sus tres mujeres podrían haber dicho bastante al respecto).
Nacido en Augsburgo el año 1898, presentó un intelecto sobresaliente desde niño, desarrollo la sensibilidad necesaria para escribir poesía sobre aquellas temáticas que no se tocan; plasmó un sentido del humor envidiable en cada una de sus obras literarias, además de su ideología política, ya que fue un gran seguidor del marxismo, lo que se puede observar en sus obras; y, si estos aspectos no son suficientes para impresionar, fue el creador de todo el sentido artístico y teatral de nuestros tiempos (antes había sido Aristóteles. ARISTÓTELES).

A este sentido teatral se le denominó teatro épico, fuertemente influenciado por los aspectos sociales y políticos de la época, donde lo primordial era establecer una crítica, educación y diálogos entre la obra y el espectador (lo que se relaciona estrechamente con su ideología marxista). Con este motivo, se desechaba la idea de generar emocionalidad, o como postulaba Aristóteles, la identificación con el personaje, sensación responsable de la catarsis (ese ‘fiuuuu’ de alivio) dejando de lado la reflexión racional que se presenta en la obra.
De ninguna manera podríamos limitarnos a solo uno de los legados de Brecht, pero si podemos mencionar tres películas icónicas que extrajeron las genialidades del autor alemán, gracias a las cuales pasaron a la historia: Cabaret, Dogville, y Querelle.
Cabaret (1972) es bien recordada por sus picarescas piezas de música, la introducción de ésta en las obras teatrales da pie al concepto actual de musical, y gracias a nuestra elocuente introducción, ya pueden imaginarse gracias a quién se popularizó. La primera obra de Brecht, Baal, comienza con ‘el himno de Baal el grande’, desde entonces, la costumbre musical se volvió un género autónomo. Su obra La ópera de los tres centavos, resulto tan sobresaliente en este ámbito que el jazzista, Louis Armstrong, realizó su propia versión de Mack the knife (la genialidad que está escuchando).
También cabe destacar que Cabaret termina por ser una acentuación de las condiciones humanas. El maquillaje, la coquetería y la picardía, están tan exacerbadas como las críticas de Brecht hacia un mundo burgués, la basura capitalista, que solo busca la diversión momentánea y la evasión del razonamiento.
En este ámbito, también tenemos la obra La boda de los pequeños burgueses, el adjetivo pequeño no solo hace referencia a un mundo acotado, sino a la falta de miras de los burgueses. En Dogville (2003) se encuentra la crítica explicita a este mundo pequeño, los habitantes del pueblo no conocen el mundo (para sumar, esta película está ambientada en un solo estudio armado para crear la sensación de encierro, de pequeñez). Esta pequeñez provoca que los pueblerinos se transformen hacia lo monstruoso, una vez se dan cuenta de la vulnerabilidad de la protagonista.
Por último, Querelle (1982), filme surrealista (atmósfera onírica, de los sueños, el inconsciente), toma de Brecht la idea de los escenarios irreales, esto para centrar al espectador en que se trata de una ficción, alejarlo de la realidad y la emocionalidad, a fin de generar una reflexión y no una emoción, como ya se había mencionado, es uno de los objetivos del autor alemán.
Comments